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Pensar en la “educación del futuro” nos conduce inevitablemente a reflexionar sobre el estrecho vínculo que existe entre la tecnología, la sustentabilidad, la educación y la investigación.
Proyectar mirando hacia adelante, al futuro, no implica calcular el alcance o dimensión que tendrá el mundo educativo de cada época. No es un ejercicio de vaticinio, sino de resignificación de lugares y de usos establecidos hace tiempo, a la espera de ser reformulados. Es preguntarse como conviven e interaccionan las nuevas tecnologías con la forma de educar, de investigar y de trabajar.
En el edificio propuesto, la articulación entre los requerimientos del programa se produce en función del intercalado de plazas en un vacío. El boulevard verde que enhebra los edificios propuestos por el Masterplan¬¬¬¬, logra ascender verticalmente por dicho vacío, haciendo posible que todas las actividades que se desarrollan estén en contacto visual y/o presencial con instancias naturales. La biblioteca, históricamente establecida como lugar donde se adquiere el conocimiento de manera silenciosa y estática, se resignifica alojándose en las distintas áreas verdes, que se convierten en espacios educativos, multimedia y recreativos, dinámicos, abiertos y de uso común. Los lugares de encuentro y salas de reuniones insertos en la vegetación son también considerados espacios del saber, enriquecidos por la presencia vegetal que se hace presente en todo el edificio. Tanto en las plazas como en el diseño de su fachada, la vegetación es alimentada por el riego generado con la recolección de agua de lluvia. El vacío con espacios verdes funciona como un pulmón para los distintos usos generando un ecosistema interior que el propio edificio abastece y modera a través de la fachada ventilada y vegetada, de los paneles solares y de la recolección y reserva de agua de lluvia. Las distintas áreas de programa se proponen como plantas libres que flexibilizan tanto el uso como el cambio de destino en caso de ser necesario.
A pesar de los cambios que ha experimentado a lo largo de los años la cultura occidental en las distintas búsquedas del conocimiento, lograr espacios que propicien y enriquezcan el encuentro, el trabajo interdisciplinario y la investigación, es una constante. El desafío tal vez sea poder incorporar la variable tecnológica y al mismo tiempo, humanizar esos espacios entendiendo que el entorno en el que nos educamos y trabajamos es en sí misma una instancia y una experiencia formativa.

Concurso Educación del Futuro

Año:

2019

Superficie:

10000 M2

Equipo de proyecto:

Eliaschev, Ossani, Sarmiento, Tovo

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